hablar en público
28 octubre, 2019 · Publicado por · Deja tus comentarios

Hablar en público, de la cabeza a los pies

One cannot not communicate

(Paul Watzlawick)

Todos nos comunicamos de manera no verbal, es imposible no comunicar. Nuestras manos, nuestros ojos, nuestro rostro siempre hablan. Estamos constantemente mandando señales a través del lenguaje corporal, consciente o inconscientemente.

De hecho, varios estudios sugieren que hasta el 75% de lo que comunicamos es contenido no verbal. Incluso se han desarrollado modelos de comunicación humana, como el del psicólogo Albert Mehrabian, que describen la importancia relativa de los mensajes visuales (nuestro lenguaje corporal), vocales (nuestra voz y cómo lo usamos) y de contenido (las palabras que usamos) en la comunicación humana.

En efecto, las palabras son solo una pequeña parte del complejo proceso de comunicación y no sería justo ignorar los componentes no verbales, especialmente en un contexto de discurso, en el que aspectos como el lenguaje corporal o la voz son esenciales para determinar la efectividad de la exposición. Y es que, al hablar en público, detalles tan sutiles como el tono de voz pueden potenciar el mensaje, generar confusión o interés en el público en función del modo en que lo empleemos.

Evidentemente, ninguno de los aspectos antes mencionados, de manera aislada, resulta crítico a la hora de hablar en público, sin embargo, todos juntos y, sobre todo, la congruencia entre lo visual, lo vocal y el contenido, pueden determinar el éxito o el fracaso de tu exposición.

Este post forma parte de una serie de publicaciones relacionadas con los componentes no verbales de la comunicación y en él nos centraremos en algunos aspectos clave del lenguaje no verbal que puedes trabajar para mejorar tu efectividad al hablar en público y potenciar así tus competencias profesionales.

Muestra tu mejor cara

El rostro es uno de los mecanismos de lenguaje no verbal más potentes, sin duda. Generalmente, tendemos a modular bastante bien nuestras expresiones faciales, sin embargo, en situaciones de estrés, como en un discurso o exposición, nuestras emociones pueden aflorar con bastante facilidad de manera automática y mostrarse muy vívidamente en nuestro rostro.

Algunos de los gestos frecuentes que nos suelen delatar cuando estamos nerviosos al hablar en público son, entre otros, hacer una mueca cuando pronunciamos mal una palabra, parecer sorprendidos ante una pregunta difícil o ceder ante la risa nerviosa cuando cometemos un error. Son reacciones muy comunes, si bien en un discurso pueden reflejar incomodidad, inseguridad o incluso restarnos autoridad.

Por otro lado, una incongruencia entre la expresión facial y el mensaje que estamos transmitiendo puede ser percibida por el público con relativa facilidad y arrojar dudas sobre nuestra veracidad.

Por lo tanto, y a pesar de que es imposible controlar cada expresión, te ofrezco los siguientes consejos que te ayudarán a mostrar y respaldar tu mensaje de una manera más apropiada.

  • Empieza con una expresión neutral y relajada. Digamos que se trata de nuestra expresión “de reposo”, nuestro rostro se muestra relajado pero muestra una expresión afable. Puedes practicar esta expresión delante de un espejo para dominarla.
  • Controla la tensión. Intenta identificar las partes de tu cara donde haya tensión muscular: tu frente, tus párpados, las comisuras de la boca… y deshazte de ella. Tu expresión se suavizará y evitarás las muecas. Una buena manera de controlar la tensión de los músculos es realizar la técnica de relajación de Jacobson.
  • Sonríe: otro ejercicio que puedes practicar frente al espejo. Trabaja sobre todo tus ojos y tu boca, esboza una sonrisa suave, relajada. Hay mucha investigación sobre los poderosos efectos de la sonrisa. Sonreír, incluso sin una razón para hacerlo, puede mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés y, en general, hacerlo más agradable. El acto de sonreír cambia tanto tu estado emocional como el de la otra persona con la que te estás comunicando, ambos para mejor. Realmente no hay inconveniente en la práctica de sonreír, no obstante evita usar la sonrisa en todo momento. La sonrisa constante suele ser contraproducente porque parece poco sincera.
  • Practica también una expresión seria. ¿Por qué no? En ocasiones tenemos que utilizarla y podemos trabajarla para afinarla lo máximo posible. Piensa en una situación grave (¡pero no horrenda!) e intenta reflejarla en tu cara sin resultar demasiado dramático.
  • Mantén el contacto visual con tu audiencia. La mirada es uno de los mejores métodos para establecer rapport con el público y también para impartir peso y valor a nuestro mensaje. Para usarlo de una manera eficaz, podemos recurrir a algunos trucos. Por ejemplo, trata de dividir la audiencia en distintas zonas y desarrollar un pensamiento, idea o concepto completo por cada una de ellas. Así, además de reforzar tu mensaje, creas la sensación en el público de que les estás hablando directamente a ellos. Otra forma de usar el contacto visual es para leer las reacciones del público y saber si realmente te están prestando atención (¿te están mirando a ti o la pared que hay a tus espaldas?). De esta manera, podrás adaptar tu discurso más eficazmente.

No te olvides de tus manos

Las grandes olvidadas, hasta que empezamos a hablar y, de pronto, no sabemos qué hacer con ellas. Pues bien, aquí van unas cuantas recomendaciones:

  • A la hora de hablar en público, para conseguir una postura neutral, puedes colocarlas de manera relajada cerca de tu cintura o a los lados. Esto puede resultarte incómodo al principio, pero a ojos del público parecerás más tranquilo, seguro y abierto a interactuar con ellos. Además, siempre puedes sostener el mando del proyector para sentirte un poco más relajado.
  • Dales un propósito. Que no se conviertan en elementos distractores o en un estorbo. Úsalas porque pueden ayudarte mucho a conectar con la gente y reforzar tu mensaje. Por ejemplo:
    • Úsalas para subrayar la importancia de un problema. Si es un pequeño escollo, puedes mantener el pulgar y el índice un poco separados. Si el problema, en cambio, es importante, mantén las manos más separadas para generar un mayor impacto visual.
    • Enfatiza los temas emocionales. Para ello puedes colocar tu mano en el corazón cuando hablas de algo muy importante para ti, por ejemplo.
    • Utilízalas para ayudar a tu público a seguir tu explicación. Cuando digas un número, puedes mostrarlo con los dedos, si estás hablando de dos opciones, puedes usar la mano derecha para hacer referencia a una y la izquierda para la otra. También puedes generar más énfasis visual cuando hablas de dos cosas que se combinan levantando una mano para cada parte y al final de tu oración juntándolas.

Presta atención a tus piernas y movimiento

En lo que referente a la mitad inferior del cuerpo, al hablar en público la mayor efectividad se consigue evitando dos extremos igualmente letales: quedarse quieto y rígido durante toda la exposición y no parar de moverse.

Por lo general, hay varios movimientos que hay que evitar:

  • Caminar de un lado a otro.
  • Balancearse de adelante hacia atrás.
  • Oscilar como un yo-yo entre la pantalla cuando presentas la información y el ordenador para pasar las diapositivas.
  • Cualquier movimiento de cuerpo completo que distraiga al público mientras desarrollas los puntos más importantes y durante la apertura y cierre de tu discurso.

Lo importante es que nunca te muevas sin una razón. Cuando caminas destacas una idea importante, así que es esencial que lo hagas con una intención y no de una forma meramente aleatoria. Lenny Laskowski, experto en habilidades de presentación y autor de varios libros, nos señala algunos aspectos clave a tener en cuenta en este sentido:

  • Dar un paso hacia delante durante tu discurso da a entender que estás llegando a una parte importante.
  • Retroceder, sin embargo, indica que has concluido una idea y le das una tregua al público por un momento.
  • El movimiento lateral implica una transición de una idea a otra, así que puedes usarlo cuando concluyas un punto y vayas a comenzar con el siguiente.
  • Procura no estar ni demasiado cerca ni demasiado lejos de la primera fila.
  • Usa principalmente tres posiciones: una posición de «inicio» frontal y central y las otras dos relativamente cerca de la posición «de origen», una a la derecha y otra a la izquierda. Usar intercaladamente estas tres posiciones, le dará dinamismo a la presentación sin favorecer a ningún lado de la audiencia.

 Y para finalizar: practica, practica y practica

Con la práctica todo irá saliendo de manera más fluida y natural. Siempre que puedas, solicita feedback honesto y constructivo a alguien (un amigo, un familiar…). Pídeles que te observen  durante un período de tiempo o a lo largo de varias prácticas y que focalicen su atención en los aspectos concretos  que quieras trabajar. También puedes grabarte a ti mismo; hoy en día es muy fácil hacerlo con el móvil, y después puedes revisar el vídeo tomando notas de tus impresiones.

Si te ha gustado este artículo no te pierdas la primera parte sobre: hablar en público, tips para impresionar en los primeros minutos.

Periodista y docente. Experta en comunicación, oratoria y debate.

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